jueves, 6 de diciembre de 2018

EL BROCHE DE ORO INKA



   

     Play a su derecha a mi siniestra. A tope. Y el último humano en salir que apague la luz.

     No tendría nada que contar si no fuera porque parece ser que nos hemos pasado cruzando los dedos. Apenas hace unas horas comentaba que Gran Hermano dura la mitad. Cuando son seis o siete los concursantes, ante las últimas nominaciones todo suele volverse insípido, apático, con la vigorosidad de un trineo que va perdiendo coraje cuesta arriba hasta que llega al punto en que se para, allí donde el maletín pierde su interés.

     Y ahora tengo que rectificar a pesar de que Gran Hermano es como un paseo por un campo minado en el que cuantos más pies detonan la pólvora más prontamente explota hasta que con el tiempo queda apenas nada por sucumbir tras la devastación. Pero esa explosión inicial, que es la que mantiene en pie el formato a lo largo de las semanas, traía modificado el rumbo en esta ocasión, la pólvora llegaba mojada de casa.

     Hola. Me llamo Mónica y soy pólvora mojada. Así se llamaba.

     Todo lo acontecido. Todo lo que ha ocurrido hasta ahora se queda en humo. En caldo de borrajas. En cara de acelgas. En nada. En aquello que tenía que suceder obligado para terminar culminando en una única acción que da sentido a cada semana, cada gala, cada soporífero traje de presentador infumable, todo estaba ahí, difuminado, dibujando el destino que no podía llegar de otra manera sin caer en el fracaso, sin importar los asaltos, con el kao final en forma de puntilla anfitriona. El broche de oro.

     Del hastío de un concurso tan largo al punto álgido con el argumento perfecto encima del tapete cuando apenas queda nada por saquear. Y es que estaba mojada, lozana a la sombra de la luna, perdida entre nefastos universos para lelos pero ya no. Ha ocurrido. La princesa inka y su koala han derrotado uno a uno a los vasallos de esa pólvora chirriante, cobarde y facinerosa hasta dejarla desnuda frente a ellos, sin una triste curva donde girar, un pequeño montículo donde saltar, un cristal que atravesar, un convexo un cóncavo donde echar su escupitajo, sólo ella, pólvora mojada ante el poderío de lo que no ha podido dominar con sus soldaditos de plomo, sus peones de poca monta. Más de lo mismo. Más de lo mismo.

     Más de lo mismo hasta que el resquicio se le ha cerrado en la cara. Así de frente, ante el jugador más veleta del tablero, ahora torre ahora caballo ahora alfil ahora me la vas a meter doblada por mis cojones cacho mariví. Y así ha sido. Tan sublime. Tan perfectamente destinado sin una coma que torcer el punto mojado sobre la i.

      El resquicio con el que jugó anoche, la noche anterior de anoche, se la ha metido doblada en el escote. El uno, Asraf, jugó a conquistarla buscando la no nominación y sabiendo que su íntimo amigo ya tenía el punto de la señora dibujado en la frente. Así que la otra, la señora Mónica, le aceptó el pulso jugando a lo mismo, expertos ambos en falsedades, pero ella más engreída creyó estar ganando la partida, buscó a golpe de pestaña y tacita de café la maniobra para desviar el tercer punto hacia el mismo íntimo amigo con el mismo sentido de la manipulación con que ha jugado a creerse por encima de sus iguales.

     El íntimo amigo, mientras tanto, a su aire y sin enterarse no ha dejado de ejercer de kamikaze, un mérito que le ha salido rentable, ya que ha sido finalmente correspondido, final y fielmente correspondido con la suerte del tonto que si bien no la merecía hay que reconocer que a nadie le ha quedado mejor etiquetada.

     Y no daba crédito. La señora de la pólvora controlada, que ha visto cómo en la guerra desesperada de la noche anterior de anoche ha sido ella la gran perdedora, la que no ha podido engañar, la que no ha sabido convencer, la que a su vez ha sido engañada y convencida y vendida al peor postor y ha visto cómo su enamorado de chichinabo le ha metido la puntita del puntito hasta dentro, con una sonrisa de oreja a oreja, ese pedazo de veleta, de jugador a la desesperada que ha sabido no ser nominado incluso en la última oportunidad para echarlo y se ha posicionado como intocable por el de la suerte del tonto y la de la pólvora mojada.

     Mientras tanto, la semana se avecina con la señora por primera vez nominada y para calmar los ánimos además secundaria en una trama de película donde la protagonista es la mugrusa impostora lo que hace que por una extraña convergencia de aburridos finales se hayan confabulado todos los petardos sin explotar de todas las ediciones anteriores, recomponiéndose y redistribuyéndose peligrosamente por cada peldaño cada tarima y cada baldosa de esta edición que está terminando como si quisieran vengarse de aquello que nunca pudo ser vengado y ahora toma forma de oportunidad que tendrá sin duda alguna cabida en la próxima gala, esa en la que la señora de la pólvora mojada soportará la presión de un secador en manos de una princesa inka y su fiel koala. Y explotará. Bum. La justicia pondrá al verdugo en manos de los humillados.

     Y todo porque sin querer, porque se enredan sin querer los detalles sueltos del universo verdadero y confluyen sabiamente en los juegos de palabras que diferencian al humano de la bestia. Y aunque una vez maltissa quiso cruzar los dedos sin darse cuenta de lo especial de su intención, esa magia mezcladora de fuerzas invisibles que dibujan y desdibujan la vida ha conseguido que sean muchos aquellos dedos los cruzados por los que el koala no puede. Y si la princesa sí por qué no también él. Esta noche, anoche misma, al saber que sus compañeros, tal y como los ha llamado de igual a igual dándonos una de las más grandes lecciones de la historia de Gran Hermano, al saber que esos dos compañeros eran los primeros finalistas, les ha felicitado tan de corazón, tan de verdad, que me ha resultado increíblemente meritorio observar con qué humildad lo hacía, felicitarles, arrolladora la relatividad de ese instante en la que la humildad la plasmaba el victorioso indultado semana tras semana por la misma jauría salvaje ávida por destrozar a los dos capullos cobardes a los que no ha podido hincar el diente.

     Incar. Curioso término también para un final.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

corre palmaletín koalita corre palmaletín!!

MA RA VI LLO SO ♥



entre manipular y no manipular yo tampoco choi manipular .-edzmundita dixivip6

super nudo by the grandpepe y dechenlache by the granedzmundita

primera parte: nosotros no manipulamos


segunda parte: nochotros tampoco


gran slogan final de campaña del chucho:
 en el perdón se haya haia allá halla la libertad 
osea que si no nos gusta su libertad ya nos pedirá perdón o que ha querido desir chupeeeeeeeeer..

diferencia entre embudo y tobogán: asesoramiento gatuito para pofesionales de gran hermano

entre manipular y no manipular yo tampoco choi manipular .-edzmundita dixivip6