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"Isabel Pantoja no es ninguna pelele
no es ninguna pelele
y cuenta lo que le da la gana
y cuando le da la gana" .-alucinando en colores dixit
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Ya se ha ido la Gahona. Ya podemos empezar.
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ssssaaaallllvvvvvvaaaaaAAAARRRRRRRRRRR?????????????????
Y así ¿cómo echamos a la Lomana? Díganme. A esa mujer que ostenta el título de mejor salto gracias a sus seguidores. A esa mujer de treinta años de ojos para abajo y ochenta de frente hacia occipital. A esa mujer solidaria con todas las cucharas, los tenedores y las humanidades menos su madre, Fortu y Rafa Camino. Y más adelante todos los demás concursantes, ya se andará. Salvo euros y Chabelita, que ya ha aprendido a llamarla tita.
Chabelita tan lista que es que dice Jorge Javier. Porque cuando quería un bocadillo de jamón con dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince y dieciséis años, sabía que lo podía cambiar por uno de queso; y porque con diecisiete cambió un cortijo por otro mucho más corto todavía; y porque cuando empieza el buen tiempo sabe que verano no pega con churumbel y se lo encaja a la dulce maripoppins; y porque tiene maripoppins, faltaría más. Y lista también ahora porque en una plataforma flotante donde casi no cabe un Vidal caben tres como ella, además de la Niña, la Pinta, la Santa María y un estandarte. Lista pero siempre de rebote, como cuando a la Suhaila que llora amargamente la sacan de cámara de un plumazo estorbal para que ella nos cuente los interesantísimos tuits que escribe su hermano, tan listo como ella y tan de rebote o más si tropieza con una pared. Y así hasta el infinito. Si Alberto Isla, digo si Alberto Einstein hubiera tenido una cámara de telecinco y un Jorge Javier tan incisivo con sus inteligentísimas preguntas a lo plató rambo todos los loros a su persona, me pregunto dónde estaríamos ahora todos con aquella relatividad tranformada en estas energías. En resumen, que la energía se transforma y la Chabelita también, pero todavía no hemos tenido el gusto de verlo.
Y Jorge Javier Vázquez, experto en creación de cerebritos junto a su valioso equipo vasilísitico ya nos advierte de lo lista que es Isa Pantoja, deicinueve años y nacida para no hacer nada. Y eso descuadra bastante, porque si ella es lista ya nos queda a los demás sólo la papeleta para ejercer de tontos. Nosotros. Que hablamos de televisión pero no la hacemos. "Muchos hablan de televisión. Nosotros la hacemos", dijo Jorge Javier Vázquez en el Deluxe inflado como un pavo a lo ancho. Es verdad, señores. Como los políticos indecentes que nos gobiernan, que nos podrían decir "Muchos hablan de política pero somos nosotros los que estafamos... Igualico que los de telecinco. Mientras nosotros hablamos de su televisión, ellos nos estafan. Emocionalmente. Cada vez más. Pero un buen político se puede sentir orgulloso. Un estafador no. Y Jorge Javier Vázquez nos vende mentiras y más mentiras mientras dice estar orgulloso de su trabajo. Se regodea dándonos a entender que somos estúpidos enorgulleciéndose de hacer televisión. Se enorgullecerá de hacer la porquería que nos tragamos, que no es lo mismo.
No se puede estar orgulloso de estafar al usuario. Al menos este usuario que suscribe estas palabras jamás se ha sentido tan avergonzado por enchufar su programación. Porque ya no vemos lo que quieren sino lo que no pueden evitar que veamos. Después de dos meses aguantando un formato de Gran Hermano con Belén Esteban dueña y ogro en una casa en la que adelgazaba a base de toneladas de mayonesa con rebañamiento a repartir entre los tontos que la secundaban, de la boca soltando trituración de alimentos, sapos y culebras y la tiranía a flor de diabetes y repollo, ya sin abucheos ni nadie que se le encare, jugó el viernes incluso con participar en La Voz o Supervivientes. Contigo Mila, ¿qué te parece?, bromeaba mientras Mila Ximénez bufaba alejada en una sala. La peloteó hasta la saciedad, a la misma Mila Ximénez que tras su humillante victoria un jueves, entró al día siguiente en el Deluxe por teléfono para decir a toda la audiencia que "Belén Esteban no tiene ni puta idea de lo qué es ser madre", y no pudiendo disimular el miedo que tenía a que Mila abriera la boca indebidamente otra vez, se rebajó hasta el punto de ningunear el turno de la Patiño defensora con tal de pelotearla en tal acojonamiento descontrolado. Eso vimos, y no su vestido morado embutado de "jai sosaieti" o sus aires de Marquesa estatuada, o su marcada peluquería, porque para siempre será, por mucho que le apene a Sanchís con sus interpretaciones de doliente en horario de oficina, vemos y veremos la misma rastrera, basta, ordinaria, maleducada y caprichosa que hemos aguantado viviendo rodeada de palmeros a sus pies, tanto dentro de la casa entonces como ahora en el plató, recibiendo a una ganadora de la que no han podido más que emitir reproches y actos vergonzosos, el Matamoros que se la tuvo que comer con patatas, el Hernández cambió la defensa por el detalle más cruel dejándola de lado para posicionarse junto a Olvido Hormigos, seguramente el mayor palo de la noche, pero bien disimulado, muestra de que ni defensas fingidas han valido su penoso paso por el concurso. Y finalmente esa Mila Ximénez que salió con semejante ataque de rabia incontenida contra la protegida de Vasile y que tuvo que tragarse la chulería y la soberbia que seguía mostrando la Esteban en su retomado papel de princesa, cambiando, seguramente más por guión impuesto que fingido, ataque a potorra por disimulado arrebato contra la Pantoja. La princesa renacida se merendó a patiños, benitos, bollos y lozanos. Ante los demás, buena cara y acobardamiento sin par. Impagable ese momento en el que dio cambiazo a todo un sentir continuado de la cadena que por no poder defenderla pasó a ignorarla olímpicamente en sus tardes de gloria, por un par de reproches puntuales a Raquel Bollo (manda huevos, la Bollo tragando y la bocazas reprochando) y Rosa Benito. Una Rosa ganadora de Supervivientes a la que tanto defendió en aquel concurso mientras que Rosa a ella ahora la había abandonado. Sin ver diferencia alguna en ambos comportamientos. Ceporra, cegata y potorra. Para qué más.
Y como ya me he liado, aquí lo dejo y me excuso en el pensamiento. Que ella no estaba tumbada, que las imágenes, que trabajó tanto, está tan convencida de que lo que dice no se puede cuestionar. Y a cambio ha mostrado ser la persona más inútil en todo aquello que haga, cantar, bailar, pelar patatas (mondas de a centímetro), echar suavizante, andar, comer, llorar, impostar la voz a los once y treinta que diría Sabina. Inútil hasta el punto de cargarse todo, lo suyo y lo de los demás. Lo nuestro. Y no se lo perdono. Ahora en nuestros realities favoritos ya no se puede echar, ahora hay que salvar. Porque ella sola casi se cargó un formato, una televisión y una cadena. Aunque la tonta se vista de morado. Y ahora, tenemos cuatro nominados y no se puede cargar contra uno sin ir a favor de tres, triplicando todo, su seguridad y nuestra estupidez. Estúpidos los que voten sin ser mamás, papás o partes interesadas. Y también estúpidos los que vivimos de hablar de los que hacen televisión a tanta honra. Que sea por lo más mínimo de tiempo posible. Y nosotros que lo veamos. Qué forma más rastrera de mantener a sus esbirros mejor pagados dentro de la isla. En fin. Obviemos lo que quieren y juguemos con los supervivientes.
Y no vale, Jorge Javier jugar al maricón cuando quieres y ofenderte cuando de repentes. No jugar a maricón nunca. Maricón mal siempre. Y es verdad que es despreciable que te lo dijeran, igual que lo fuiste tú involucrando a terceros que no entraban en el desprecio.
A todo esto, la Rábago no tiene nada que ver en este embrollo. Igual que nosotros. Y sin embargo, llovía..