¿Hoy toca hablar del gallinero de ayer en el debate? ¿Ese gallinero donde la única que faltaba y que aún podría haber dicho algo más interesante se llama Falacia? Sobraban casi todos los gehachitos, y para dos que tenían del quince, resulta que Paco estuvo de adorno y a Mayca apenas la dejaron hablar. Qué mal han hecho las redes sociales a la televisón, había un tío cuyo rótulo decía "analista de redes sociales" que sorprendió como alumno de infantil analizando más algún twitter de pocoyo que se nos escapara a los que no analizamos tan profundamente el mundo social. Aunque su línea estaba entre la de los demas, todos cacareando para hacerse notar, sólo para que se les viera, así como cogiendo un prestigio cuyo único objetivo podría ser el de acumular seguidores en un mundo ideal donde la hipocresía da cabida a la búsqueda del crecimiento personal por esporas, una especie de recolección de sesentamiles en sesentamiles envasados al mueble y que ignoran en su gran mayoría los mensajes que tienen que ser por defecto escuetos o capados desde su caracter ciento cincuenta y algo, y cuando digo caracter no me refiero a un estado de vida explosivo.
Si quieren hacer un debate coherente tienen que coger el noventa por ciento de los que dejaron hablar ayer y ponerlos de público silencioso hasta nueva orden para aplaudir. Se libraron algunos, gente guapa, fresca y joven que demostró saber hablar, dos guapas morenas de pelo largo y Llania entre ellos, que hablaba con la timidez del que roba un pequeño permiso a la jauría sedienta de cámara. Entre los que se libran no está ni la del bombo de discoteca, con su tontería de turno a la voz de mandar una máxima que se repita y que se pierde en la ridiculez de la ignorancia, ni, por supuesto, Bibiana Fernández. Muchos nos podríamos preguntar qué pinta todos los domingos por la noche hablando de situaciones personales que se derivan de la convivencia de distintos perfiles de gente en un concurso. Ella, que fracasó estrepitosamente en un concurso de conviviencia donde mostró ser una pésima concursante, una piedra con aires de diamante, una cacarruta de oro, gran intransigente (o señorona feudal de las de anillo de obispo) con sus compañeros y anuladora de anonimatos que solo le servían para tratarlos como criados. Un éxito rotundo del claro ejemplo que muestra que predicar y hacer están en extremos opuestos, a la par que rotundo fracaso de la que se creía ídola de masas y que se mostró como una gran expositora de la diferencia de clases y calidades personales, lo que muestra claramente cómo el trabajo del representante es indispensable para lo de sentarse en los platós. Muy bueno tiene que ser también el (o la) de Nagore Robles, sobreactuada, como de demasiado importante allí sentada, especialmente en el sillón más vistoso dedicado a los que van saliendo de la casa, o el de un Abraham García totalmente falto de lucimiento sin su prueba de apnea. Curioso, por cierto, que estén Bibiana y Abraham de Supervivientes y no Carolina Sobe, que supo jugar y dar espectáculo como Superviviente, además de ser concursante de GH11 y mejor cacareadora que la vetusta Bibi sin lugar a dudas.
Mención especial, por no decir única (el párrafo anterior se me ha colado), a Belén Ro. Me pregunto si decir que parece tonta es, como dicen ahora, no sé qué de delito, o sea, que te llevan al juez por cargarte su honor y su reputación, así que quiero aclarar que parece tonta a efectos de defender a capa y espada, con su teoría del cincuenta por ciento, que Omar y Lucía planearon la forma de evitar la expulsión de ambos, porque la teoría que aplicaron los avispados novios, que se han hecho dueños de un destino patrocinado por telecinco, no se corresponde con la que pregonaba Belén a los cuatro vientos cuando la inventó como gran precursora de la intenciones de Pepe Herrero, que nominaba para salir junto a Dayron sólo con un concursante más, del bando contrario, pero siempre nominaban a los que más probabilidades para ser expulsados veían que tenían si los sentaban con ellos, aquellos que hubieran generado alguna polémica durante la semana, así se salvarían contra los que menos pudieran gustar, el tiempo los hizo más fuertes y ya sabemos el final.
Belén Ro seguía ayer defendiendo a capa y espada su teoría del cincuenta por ciento aplicada a lo que nominaron Omar y Lucía para mantenerse en la casa. Ya en la entrada anterior de este blog nos percatamos de que esa teoría lo que hace es favorecer la expulsión de uno de los dos novios. Es tan evidente que cogieron entre todos los concursantes a los más simples, los que menos ruido meten, los más inofensivos y más camuflados con el decorado. Es que es imposible que su objetivo fuera que ese tercer vértice expulsatorio les salvara a ellos de la salida de la casa. Ni Shaima, ni Loli (cuya hermana acababa de corroborar que no gustaba fuera), las mejores candidatas para hacerles frente en la permanencia fueron expuestas. Así le fue, porque la teoría nunca ha fallado, o nunca tan descaradamente, porque el primo sacó el porcentaje más bajo, 12,21, pero sigue empeñada en defender la intención de la pareja por permanecer junta en la casa.
Tanto es así, que no, que tanto la pareja (con qué descaro tras el mutis del programa que se empeña en que veamos lo contrario -de lo que hablaremos la segunda parte-), como Jordi Gonzalez, con la presentación de su vídeos y acontecimientos que retoman todos los flecos colgantes que quedan en el trío y nos invitan a creer que puedan ser nuevamente tejidos, que el interés de la dirección de Gran Hermano 15 va en detrimento de la continuidad de la pareja, con lo que Lucía se saldrá con la suya gracias a la inestimable ayuda de lo que nos muestran en pantalla, porque a ella le interesa pero a ellos más... esto es lo que corresponde a la segunda parte, que publicaremos luego, y esta vez, de verdad (que algunas segundas partes se nos han quedado en el tintero) porque lo que falta por contar es realmente la masa del pan que ayer se coció y de la que hemos mostrado sólo su corteza churruscada.
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