Llevamos dos semanas tratando de sobrevivir con estos concursantes. Solamente me ha dado para contar algo sobre
Yurena, de quien dicen afiladas lenguas que no está hecha para este reality, sin embargo las confesiones que nos hace frente a la cámara son absolutamente maravillosas, siempre manteniendo su profesionalidad obligada y con un encanto que va más allá de sus correctísimas formas para darnos a entender que ahí está sin querer estar. Le ha borrado la sonrisa al garífuna a la par que lo trata delante de nosotros como si fuera el ser más afortunado de la tierra por tenerle de vecina en el matorral de al lado. Ahora está pensando en abrir una línea de joyas diseñadas por ella ya que sin pez que llevarse a la boca se ha dedicado a adornar la fragilidad de su estancia. Si esto no es sobrevivir que baje Harold Lloyd y nos lo diga.
El otro grupo, o sea, todos los demás no llegan a dos resúmenes medio interesantes y llevamos ya nueve. Los datos de audiencia son muy buenos pero van por otra autopista completamente cruzada con la nuestra. Recuerdo el primer debate, en el que después del gran share que hicieron en la gala de estreno, Sandra Barneda cada vez que hablaba con ellos al terminar las nominaciones les iba dando la enhorabuena por el gran concurso que estaban haciendo, uno por uno, sin dejar de repetir la misma coletilla... al tercero ya te llama la atención, al quinto te preguntas el por qué y con el último queda meridianamente claro que la presentadora tiene la orden de transmitirlo, por aquello de enarbolar los ánimos, supongo, ánimos que todavía al menos yo sigo esperando.
Sé que podríamos centrarnos en la supervivencia de la que habla Mariman, que si los más fuertes, que si pescar, que si el hambre, pero todo eso quedó atrás en el ámbito de lo medianamente creíble hace ya muchas islas. Son tan descarados a la hora de ponerse frente a las cámaras a rodar, tanto el equipo como los concursantes, que hablar de creernos lo mal que lo pasan es más cuestión de ajustar comodidades que supervivencias.
Disfruto el concurso, por no decir disfrutaba, viendo cómo se comportan tanto los concursantes
como todo lo que les rodea, algo que no tiene nada que ver con posibles tongos sino con organizados guiones que salen a la venta unas veces en la sección de productos de calidad y otras en la de gangas abandonadas entre montones de fallos de fábrica que ni se molestan en disimular. Y no es un estudio minucioso que busca el detalle sino puro aburrimiento que desvía mi interés (de una aburridísima y gritona Mila Ximénez que sólo sabe despotricar al más puro estilo impostado de sus sálvames) hacia las
casualidades postizas bien amarradas por los directivos que no tienen nada que ver con las que podrían producirse en el bando de la casualidad natural.
Apenas discuten, es más, no discuten nada, el factor broncas que es el que más atrae al espectador está totalmente apagado.
A cambio, el pasado debate, también muy llamativo, empezó con un sin querer pero no poder dejar de hacerlo, un disculparse sin poder dejar de emitirlo, un justificarse continuamente con lo que a continuación nos iban a poner,
hasta que ya llega el punto en el que te preguntas una vez más el por qué, por qué van a emitir algo por lo que se justifican continuamente, no vayan a quedar de incompetentes o lo que es peor, tengan que contentar a quienes rotundamente se opusieran a la emisión porque pareciera juego rastrero que deja vendidos a una parte del equipo. El caso es que a
Suso le sientan mal las pastillas que les dan contra la malaria, algo que seguramente se haya producido todas las ediciones y cuya información nos han omitido hasta ahora porque son datos pormenorizados vetados como es lógico teniendo en cuenta que forma parte del detrás de las cámaras. Suso devolviendo y deshidratándose. ¿Cómo nos pueden poner esas
desagradables imágenes haciendo además hincapié en que nos
fijáramos en las acusaciones que sus compañeros
Paco y Carla hacían contra el equipo según las cuales y por contrato en cuatro minutos tenían que tener el médico en caso de necesitarlo? Nos estaban mostrando una reacción absolutamente normal de preocupación de los concursantes, entre los que además se encontraba una
médico, para lanzar finalmente el misil contra los mismos agraviados revertiendo la acusación en dirección contraria y
llamándoles agresivos, todo esto aliñado bajo nuestro asombro con un incómodo gesto en el rostro de Sandra Barneda que iba vendiéndonos esta
asquerosa trama en la primera media hora del Debate con el único objeto y sucio proceder para enganchar al telespectador al programa sea como fuera, a costa una vez más y cada vez más evidente y con más descaro de lo suyo de siempre, sin mirar lo más mínimo por las dignidades cuestionadas de los profesionales de la sanidad que dejaron en paños menores y por supuesto nuestra racionalidad estupefacta dañada por su forma de hacernos tragar estas
pildoritas que parecen tontería pero son cada vez más difíciles de digerir. Los colaboradores en el Debate se reían. Poco agradecidos, exagerados, les dijeron de todo, incluido que en una hora tenían siempre la atención necesaria. Una hora un detalle una causa.
Este es el nivel del material a emitir que tienen.
Por cierto, ¿alguien se cree que mientras duermen en la arena las tarántulas campen a sus anchas por sus cuerpos inertes mientras les graban? Hay que apuntarlo en el
libro guinnes de las grandes dudas, detrás de lo del cepillo de dientes de Carlos Lozano.
Luego como si nada, una y otra vez a lo mismo, tedioso, largo y aburrido, cuyo epicentro se encontraba en aquello que Dulce pudiera contarnos sobre la vida y milagros de los Pantoja. Este es su único programa, su única intención, tienen a todas las gradas amaestradas para que lancen especulaciones al viento sobre Julián Muñoz o Agustín Pantoja, lo demás está de más.
Y la mayor vergüenza ajena es ver lo incómoda que está la presentadora cuestionándose algo que le tiene sin cuidado y encima tiene la osadía de arremeter con muy mala leche contra la defensora de Dulce porque parece que Isa le tiene atada la lengua.
Sandra Barneda, presentadora de Supervivientes: "Maca, mientras está el vídeo pregúntale a Isa si puedes decir algo esta noche porque no me estás diciendo nada y me estoy enfadando..." Y mientras tanto, tienen Honduras lleno de concursantes ignorados que no saben cómo reutilizarlos.
Y dicho esto, recuerdo cómo viví aquel Supervivientes donde
Rafa Lomana fue absolutamente discriminado en las pruebas finales que dieron como ganador al hijo de quien regalaba corderos a Kiko Hernández mientras el hijo ejercía sólo de cuenta atrás sin respirar y nada más, un inútil integral que estuvo básicamente todo el concurso llorando porque se quería ir y egoístamente escaqueándose de todo compañerismo para estar más fuerte en las pruebas de liderazgo, mientras que Rafa nos daba grandes momentos en el palafito igual que nos los da ahora Yurena con su coach particular.
Estos recuerdos sólo significan una cosa, falta de equidad y muy poca seriedad en las pruebas, como cuando
la olvidada Raquel Sánchez Silva dejaba en la más decisiva mirar su cronómetro al futuro ganador mientras Jorge Javier le metía prisa a Lomana para ir acabando y Rafa sufría lo indecible por intentar ganar el concurso de manera justa y creyendo en la honestidad del concurso.
Yurena se ha cargado el palafito. Ella jamás hubiera ido sola al palafito, así que nos han colocado un coach que le entretenga mientras disfrutamos de las peripecias de los dos grupos. Quiero decir con esto que
Supervivientes se amolda a los concursantes y no son éstos los que se tengan que amoldar a la superviviencia. Es importante tenerlo en cuenta, como en esta edición no se ha visto nunca con tanto descaro tamaña incongruencia. Por no añadir que aparcan a Yurena por las mañanas y se la llevan para las noches de hotel. Se me hace tan poco probable que Yurena pase las noches en ese ámbito salvaje cuando ella cultiva su cuerpo con caracolas vacías y, sin embargo, volverá sana y salva. No es éste el ámbito de supervivencia en el que hay que compararla con Rafa Lomana, que lo tenía todo, la educación, el saber estar, el espectáculo y la adaptación real al medio en el que sobrevivir en caso de que se tratara de ello, y sobre todo una honesta capacidad de sufrimiento para ganar por encima de cualquier otro concursante que haya participado en anteriores islas. Pero sí es el mismo ámbito el de Yurena que sus contemporáneos, todos igual de pasivos y todos igual de teatreros a la hora de moverse en un espacio tan reducido como ridículo.
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engranajes de troncos para apostar al rojo |
Se vota para salvar, cuando les parezca más conveniente se votará para echar, recuerdo esta
decisión arbitraria de echar o salvar según el guión amenace televisivas decisiones. No podemos decir que con el empeño de un votante se pueda modificar decisiones si no añadimos que tienen que ser decisiones intrascendentes. Esto es,
Dulce jamás será la menos votada por el momento, nunca habría salido de ese concurso el pasado jueves como no saldrá esta noche. Es el comodín de oro del programa. La única baza que tiene para hacer de este pufo de Supervivientes2016 algo rentable durante varias horas a la semana.
El hecho de aceptar que Dulce esta noche no saldrá porque viven todos de Belenes Estébanes o Isas Pantojas no va tanto con el tema de las votaciones inútiles como con
el de aceptar que esto significa que hay hechos en el concurso que seguramente tampoco sean dejados al azar. Por ejemplo, el de que
Mila empezara el concurso en
Playa Paraíso. Organizado para que fuera así,
no todos tienen la suerte de que un padrino les allane el comienzo y fundamentalmente la continuación. Esto me lleva a la casualidad,
triple casualidad con pleno al tres, de que en el juego que disputaron la isla de las tekas contra el manglar de las tarántulas, los tres intentos victoriosos fueron del equipo de la Doña Sálvame, la cuarta doña que estrena concurso mediasetero. Había que empujar de una esquina de un tronco para tirar un cubo, tres intentos, los tres a favor del equipo de Mila. Eso de que está todo supervisado para la igualdad absoluta queda bonito. Decirlo. Pero a la hora de empujar igual el tronco tenía más ciática por el lado del agua que por el del fuego. Ella eligió el equipo de fuego en el barro y a ella le dieron a elegir el cambiarlo, sí pero no, va déjalo, tantos detalles para mostrar naturalidad ante un tronco igual y sólo igual, véte a saber, un poco presuntamente amañado.
Es que casualmente la segunda prueba iba de
hacer un puzzle, algo que se sabe que a quien tiene un coeficiente de inteligencia 130 le tiene que resultar mucho más fácil que a quienes ronden la media, que es de 100. Mila perdió. No fueron nervios, ni fue ir a contratiempo, una eternidad tuvieron además de la pista que les dieron, que la pieza más grande y con ángulo recto era la base del cuadrado. Con este dato y la pieza,
Mila Ximénez se marcó un curioso lapsus de atontamiento transitorio que yo no me lo creo, como no me creo sus intentos una y otra vez por poner las fichas en un desencajamiento que no cuadraba con ella del verbo cuadrar con ella. Las imágenes nos muestran a una mujer acostumbrada a hacer el paripé, como si estuviera jugando a hacerse la tonta, parecía su propia nieta compitiendo con los de la clase de mayores. Creo que su actuación fue tan postiza como melodramático su número empeñada en abandonar y creo firmemente que fue
la forma elegida para encontrar la excusa para hacerlo. Es tan inconcebible que Mila no resolviera ese cubo como inconcebible es que dejaran a un ganador de Pasapalabra fuera de la pareja elegida para su resolución, lo que da totalmente confianza en las piernas del pasapalabro para correr sin necesidad de formar parte del mismo equipo resolutivo integrado por Mila Ximénez.
Después de ver el Debate, llega el resumen del lunes, un resumen que conforme se adentra en la historia me muestra un
Tejado doliente al que parece que le ha vuelto a dar un ataque de ciática, como al tronco, que está de moda, pero no, es el mismo ataque que le da antes del Debate y que nos cuentan en el Debate y que después de resumirnoslo el lunes en el resumen del Debate, con por y para el Debate, va y nos cuentan ya finiquitado todo lo anterior, el mismo ataque a continuación, sin inmutarse, como si el cronómetro del concurso lo llevara algún cancrejo y fuera novedosa la cosa.
Así que aprovecho para hablar de los
pollos, cada uno su bandeja
y las bandejas de Suso y Mila salteadas ahora aquí ahora allá, que no tiene importancia porque se corrige llevando cada una con sus mordidas al sitio que corresponda y ya está,
pero vamos, el hecho de que nos lo muestren ahora sí ahora no tiene su punto de intríngulis, un punto de intríngulis que no superará jamás de los jamases el
increíble misterio del momentazo del pesaje. Un pesaje con trozos de pollo dejados en bandejas a golpe de mordidas más o menos fatídicas por cuerpos humanos no caracterizados por ser fauna precisamente salvaje, y va y
la pedazo balanza que estima el equipo que gana, cae por su propio peso hacia el lado del ganador como si fuera un milimétrico peso de cocina donde unos gramos más o menos de especias crean la diferencia entre el arte y el desastre.
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¿este desnivel es normal con unos trocicos de pollo para competir 00?
cantidad de pollo del equipo ganador que desequilibra la balanza de forma tan drástica
la densidad de la carne de pollo en Honduras debe ser una cosaaaaaaaa
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Y así. Y mientras en galas y debates se empeñan en perder tiempo durante minutos y minutos incidiendo en comentarios o imágenes repetitivas, nunca tienen tiempo para hacernos los sorteos delante de los concursantes y en directo, o mostrarnos las imágenes grabadas de los previos, que al fin y al cabo es a lo que hemos ido y han venido, a concursar dentro de los parámetros medio decentes que se necesiten para hacer de esto algo medianamente digerible.
Y mientras tanto, nos han desaparecido al defensor de Mirian, una concursante cuyo único valor residía en la parte defensora de su novio Carlos Lozano, al que le ha debido de tocar en el sorteo abstención por incompatibilidad de miserias a todo trapo y en horario de lujo.
Por eso hasta el momento sólo puedo valorar el gran concurso que está haciendo Yurena, porque lo que nos cuenta y cómo nos lo cuenta va perfectamente encajado con todo lo previamente sorteado.